Hace unas semanas terminé de leer uno de los libros que tenía pendiente: Agilidad emocional, de la psicóloga sudafricana Susan David, publicado en España por la Editorial Sirio.

Un libro que trata sobre el mundo de las emociones y cómo “lidiar” con ellas.
Lo tenía pendiente desde que, hace ya tiempo, escuché a su autora en una larga entrevista que le hacían en youtube. Ahora, preparando un nuevo curso, he decidido que era el momento de leerlo.
Agilidad emocional
El concepto clave y central que Susan David desarrolla en el libro es el de agilidad emocional.
A lo largo de la obra comenta algunas características de este concepto y algunas funciones ventajosas de actuar con agilidad emocional.
Sin desvelar el contenido del libro, la agilidad emocional sería la manera ideal de gestionar nuestras propias emociones. Agilidad emocional también podría traducirse como “flexibilidad” emocional, en el sentido de responder de manera flexible a diferentes situaciones, frente a una manera rígida y automática de hacerlo.
En esta entrada quiero compartir contigo algunas de las ideas que más me han llamado la atención o que quiero resaltar. Sin ánimo de ser exhaustivo, son las siguientes:
1º. El objetivo del libro
Al comienzo de la obra la autora declara el objetivo de esta publicación: ayudarte a que seas más consciente de tus emociones.
2º. No hay emociones positivas y negativas
El libro va en la línea de los autores que rompen con esa dicotomía entre emociones buenas y emociones malas o dicho de otro modo, emociones positivas y emociones negativas.
Todas las emociones nos ayudan a sobrevivir y cumplen una función adaptativa. Por tanto, no hay emociones positivas y negativas. Como mucho, podemos hablar de más o menos agradables, pero todas las emociones son necesarias.
3º. Lo contrario de la agilidad emocional
La manera ideal de gestionar las emociones es la agilidad emocional. La manera contraria es la rigidez emocional. En el libro encontrarás los indicadores que nos hacen ver cuándo actuamos precisamente con rigidez emocional y sus consecuencias.
4º. Estrategias inadecuadas
En los primeros capítulos se señalan dos estrategias que habitualmente empleamos para gestionar las emociones, porque no nos ayudan a sobrellevarlas mejor. Son en realidad, dos formas de rigidez emocional.
Una de estas estrategias es lo que la autora llama “el embotellamiento”. Consiste en diferentes formas de negar nuestro mundo emocional: apartando las emociones, dejándolas “para después”, negándolas, o simplemente reprimiéndolas. Todas estas son formas de embotellar, de guardar nuestras emociones.
La segunda estrategia de la que habla es la de “cavilar”, una forma de reflexión insistente e intranquila sobre lo que ha sucedido, darle vueltas y más vueltas a nuestras emociones, pero sin una finalidad más práctica.
5º. Enganchados a la felicidad
Ya compartiré las ideas de un gran libro que también he leído en este tiempo: Happycracia, de Edgar Cabanas y Eva Illouz. Susan David también insiste, dicho con sus propias palabras, en que el estado de felicidad del señor Sonrisa es cada vez más el Santo Grial, el principio organizador de nuestra existencia.
En uno de sus capítulos argumenta cómo perseguir la felicidad puede ser tan autodestructivo como embotellar o cavilar.
6º. Los cuatro pasos
Para conseguir la agilidad emocional, Susan David propone a lo largo de su libro cuatro pasos que va desarrollando y detallando:
- Muéstrate.
- Distánciate.
- Sigue tu camino
- Sigue adelante y prospera.
7º. La compasión hacia uno mismo
La autora sudafricana propone diferentes estrategias y actitudes concretas a lo largo del libro. Una de ellas y en las que insiste especialmente es en la actitud de compasión hacia uno mismo.
A mí es una idea que me ha gustado especialmente. Escribe que la autocompasión significa perdonarnos por nuestros errores o imperfecciones de tal forma que podamos pasar a ocuparnos de asuntos mejores y más productivos.
8º. Emociones tabú
Mi percepción es que hay una serie de emociones que han pasado a ser tabú: de alguna manera están canceladas, al menos en nuestra cultura occidental.
Son dos emociones que cita y desarrolla la autora del libro; son la vergüenza y la culpa. Y como todas las emociones, explica su función adaptativa.
9º. Más de evolución que de revolución.
Una idea que se explica en el libro y que también me ha gustado, quizás porque coincide con mi manera de ver las cosas. Susan comenta que la Naturaleza es más de evolución que de revolución.
Yo también creo que mejor pequeños pasos que grandes cambios, porque pequeños pasos se convierten en grandes mejoras.
La autora habla de incorporar pequeños ajustes y cambios en nuestra conducta de manera que terminen por convertirse en hábitos.
10º. Las reglas de la escritura de Pennebaker
Una de las pautas que ya le escuché en la entrevista que realizaban a la autora, fue las llamadas reglas de la escritura de Pennebaker. Escribir, escribir sobre las propias emociones y su poder.
Ha sido la inspiración para llevar a cabo, precisamente un programa con parte de los alumnos con los que trabajo como orientador.
11º. Deja un espacio en medio
Susan explica también que un elemento clave de la agilidad emocional consiste en establecer un “espacio en medio”, entre el estímulo que supone la emoción y la respuesta que damos a ese estímulo.
La agilidad emocional es introducir ese elemento “mediador” entre la emoción y la respuesta automática: elemento en el que cada uno de nosotros toma la decisión sobre cuál va a ser la respuesta más adecuada.
12º. La importancia de los propios valores y objetivos
A lo largo del libro hay una idea transversal que lo recorre: la importancia de nuestros propios valores y principios y la necesidad de ser coherentes con ellos.
Es un aspecto que, si llegas a leerlo, verás cómo lo plantea y las soluciones que propone en varios apartados dedicados a ello.
13º. La agilidad emocional en los niños
Y sí, también dedica un capítulo a la agilidad emocional en los niños y cómo educarla desde la familia, principalmente y también desde la escuela.
Para concluir
Esas han sido algunas de las ideas clave que he querido resaltar de este libro.
¿Es un libro de autoayuda? No sabría definirlo. Tiene contenido de autoayuda porque facilita algunas estrategias y pautas que pueden ayudarte y que puedes aplicar en tu vida diaria. A mí al menos, me ha refrescado algunas ideas y me ha dado herramientas para introducir algunos pequeños cambios.
También es un libro divulgativo en el sentido de que expone una serie de ideas, con un apoyo documental muy serio, en un lenguaje comprensible para el gran público.
En todo caso, a es un libro que me ha gustado, que he leído, subrayado y he realizado un resumen de unos 35 folios con las ideas clave para consultar.
Así que, si tienes ocasión, también te animo a leer Agilidad Emocional, de Susan David.