Los últimos cursos comienzo con una buena intención: que la atención a las personas supere a la dedicación a los papeles y a la burocracia.
Sin embargo, el balance final de estos años, es que el “papeleo” y otras tareas que se me encomiendan, terminan venciendo a atender a las personas: los alumnos, a las familias, a los profesores…

Como sabes, trabajo como orientador en un Colegio Público de Infantil y Primaria. Y este curso he querido comenzar con una nueva actividad que veía necesaria y que ahora te cuento en esta entrada.
Entrevista inicial con los alumnos repetidores
En esa lucha por ganar la partida a la burocracia, al papeleo o a lo que no tiene nada que ver con la orientación educativa (desde mi punto de vista) este curso he querido comenzar fuerte.
Me he propuesto mantener una entrevista individual con cada uno de los alumnos repetidores, en la primera semana de curso. Este año era un número considerable.
He necesitado algo más de una semana porque han faltado algunos, pero lo he podido hacer en los primeros días de clase.
La entrevista
Con cada uno he mantenido una entrevista individual en mi despacho. Los alumnos del colegio en el que trabajo, están acostumbrados a que hable con ellos, por tanto, no suele sorprenderles que los llame.
Una vez que tomamos contacto inicial y les pregunto por las vacaciones, en la entrevista les pido que me hablen de cómo se tomaron el hecho de repetir en el mes de Junio, qué explicación le dieron sus profesores y cómo se lo tomaron sus padres.
Emociones al empezar el curso
En otro momento de la entrevista, les pregunto sobre cómo se han sentido en esos días primeros de clase y cómo afrontan este nuevo curso.
Siempre procuro que ellos hablen más que yo, se trata de que ellos hablen y yo escuche.
Una segunda oportunidad
Cuando me toca intervenir, mi mensaje trata de ser de ánimo y un revulsivo: “esta es una segunda oportunidad para ti. Pon el contador a cero y aprovéchala desde el primer momento”.
Hay otros mensajes que trato de transmitirles:que son modelo para sus compañeros, que elaboren cuanto antes un horario de tarde o que mantengan desde el primer momento atención e interés en clase.
«Se trata sobre todo de que ellos hablen, y yo escuche«
También les pregunto si necesitan ayuda en alguna asignatura: algún tipo de refuerzo o apoyo.
¿Qué podemos hacer por ti?
He visto que todos se sorprenden ante la pregunta final que suelo hacerles:
“¿Hay algo que nos quieras pedir a los profesores que podamos hacer por ti?”
Debe ser que les pilla de sorpresa la pregunta que casi ninguno ha respondido. Solo alguno más avispado que ha dicho: “ahora no se me ocurre nada, pero si me acuerdo… te lo diré”.
Sensaciones comunes
Aunque no voy a revelar lo que los alumnos me han comentado, sí hay tres mensajes que casi todos los repetidores han coincidido:
Que el primer día sentían vergüenza de estar con niños más pequeños y separados de sus antiguos compañeros.
Que se han sentido acogidos por los nuevos compañeros y profesores.
Que se toman la repetición como una segunda oportunidad.
El acompañamiento personal en la escuela
Esta actuación se podría denominar de una manera muy rimbombante, y si se le pone un nombre en inglés mejor todavía. Incluso constituir un programa con muchos folios y palabrería… A lo mejor debería hacerlo… pero ya he dicho que quiero atender a las personas, y si me pongo a escribir programas y proyectos… no me da tiempo.
» Es necesario que escuchen palabras sensatas, de aliento y de éxito«
Hace tiempo que sé el valor que tiene el acompañamiento personal de los alumnos, también en Primaria. Que ellos tengan la oportunidad de hablar con un educador, de ser escuchados y de recibir palabras sensatas, de aliento y de éxito, siempre es efectivo.
Algo “extraoficial”, pero necesario
Sé que este tipo de intervenciones están fuera de las líneas de actuación de la orientación educativa en los centros escolares. Está fuera del modelo “oficial” de la orientación.
Estoy seguro que muchos compañeros orientadores tampoco compartís esta forma de actuar. Forman parte de eso que, despectivamente se llama “modelo clínico”. Pero, sintiéndolo mucho, mientras “mis jefes” no me lo prohíban, yo voy a seguir haciéndolo.
Pedí autorización para hacerlo en la CCP de mi centro y me animaron a realizarlo, como tantas otras cosas.
Pero lo veo necesario y prioritario a otras actuaciones que, forman parte de nuestros “ejes de actuación”.
Quiero seguir en esta línea
Voy a continuar con este tipo de actividades. No será la única, porque tengo otras tareas que cumplir: la atención a los alumnos con necesidades especiales, la evaluación psicopedagógica, la atención a las familias, la atención a los profesores… y tengo que abordar la elaboración de los nuevos Planes de Trabajo que, sinceramente, no sé cómo lo vamos a poder hacer.
Pero quiero continuar con esta atención personal a los alumnos, no solo a los repetidores, sino a todos los alumnos posibles. Los problemas emocionales de mayor o menor gravedad, están más extendidos de lo que pensamos. Y además, todos son destinatarios de palabras de éxito y de crecimiento personal.
¿Quieres hacerlo tú también?
Esto va dirigido a los orientadores y orientadoras que sí compartís esta forma de actuar, a cualquier tutor y educador.
¿Por qué no lo haces tú también? Informa a tu equipo directivo y ponte manos a la obra. Acoge a ese alumno o alumna repetidor: escúchale y habla con él, ¡así de fácil!
«Escúchale y habla con él: ¡así de fácil!»
Espero que a lo largo del curso, los papeles, la burocracia, las estadísticas, no me ganen la partida y lo primero, sean las personas.
Ya os iré contando.
Me ha encantado la idea!!
A por ella
GRACIAS
Hola Jesús, comparto contigo la idea, muchos de nuestros alumnos asisten a la escuela con mucha carga emocional y afectiva , no soy orientadora pero desde mi quehacer, he tenido la oportunidad de apoyar a los alumnos y no solo a los repetidores o con NEE.
Me encanta la propuesta que realizas.
Gracias por compartirlo!!!
Muchas gracias Elsa, me alegro de que te guste. En estos días la estoy extendiendo a más alumnos del centro.
Jesús, me encanta la idea y me encanta tu filosofia de la orientación.
Yo con respecto al alumnado repetidor daría un paso más, a finales del curso en que se toma la decisión, ya poder mantener una entrevista con el alumnado, incluso que conociese la clase en la que va a estar. Entiendo que esta opción no siempre es posible
En esta vida hay trigo y cizaña, hay gente que se interesa por los demás y gente que no le preocupa lo más mínimo de todo aquello que no tiene que ver con ellos y sus intereses.
A mis 45 años sólo recuerdo a los buenos profesores que he tenido, a los que de verdad les importaba. No hablo de un interés fingido y ensayado delante de sus espejos, hablo de calidez humana, interés genuino y eso no lo tiene todo el mundo. Hay buenas personas en todos los ámbitos de la vida, en el colegio, universidad, entre los funcionarios , en todos lugares.
Por una serie de circunstancias fui un mal estudiante. Lo curioso es que estudiaba mucho pero no sabía estudiar. Además el ambiente en mi casa era vergonzantemente difícil y ciertamente duro y humillante. Vivía una realidad que no voy a reproducir aquí.
Me hubiera gustado ser un empollón. Ojalá hubiera estado dotado de esa gracia y hubiera llegado a la universidad con un buen historial académico, y hubiese obtenido un mismo resultado allí. La verdad es que no fue así y nunca lo fue.
Es curioso que una misma asignatura con diferentes profesores con la misma dificultad en los exámenes podía aprobarla o suspenderla. No todos los profesores son poseedores de inteligencia emocional, y no todos los profesores tienen vocación de enseñar, de motivar, de interesarse realmente, desde el corazón. No todas las personas somos iguales. He conocido a buenos profesores y por otro lado he conocido a auténticos necios cuyos rostros he olvidado gracias a Dios. Los rostros que no olvido son aquellas personas que amaban su asigntarura y amaban a sus alumnos. A veces me pregunto si estas cualidades de entrega a tu trabajo sino es un don que Dios da a algunas personas.
No puedo juzgar a aquellas personas que sólo tienen como motivación cobrar la nómina del mes, o que pierden la fe en su trabajo o por la razón que sea les da igual todo.
Una vez un profesor de historia a mis 17 años, delante de toda la clase, cogió mi examen y me humilló en dos ocasiones, como que era el peor examen que había leído. Me lo hizo en dos ocasiones. Recuerdo al profesor de gimnasia, que estaba trastornado por su reciente divorcio, este punto reconocido por él, me cogió y con una sonrisa de desdén, y sin venir a cuento me dijo que yo tenía que estar en cursos inferiores al que me encontraba. Menuda inteligencia emocional de uno y de otro. Es curioso que jamás recibí una palabra de aliento de nadie. Trabajosamente en el nocturno y trabajando duro me saqué la selectividad, el mismo examen de selectividad que nos ponían a todos, y lo aprobé a la primera.
¿Que aprendí?. Que tras muchos estudiantes que sacan malas notas hay una realidad. Cuando has vivido entre algodones y la único percance que has tenido en la vida es que un día te cortaron mal el pelo, no podrás comprender el trasfondo de la vida de muchos jóvenes. Entiendo que llegar a un adolescente es muy difícil, porque dependiendo de con quien trates se cerrará en banda y te mentirá, aduciendo que todo va bien en casa. Es lo que habría dicho yo siempre. Ni mis amigos ni nadie de mi entorno me conocía relmente y aquellos que por una serie de circunstancias me envidiaban o les hubiera gustado estar en mi piel por ciertos éxitos personales no saben lo que deseaban.
Cuando veo gente que triunfa en un área de su vida me acuerdo de mí, de ese trasfondo secreto que solo compartía con una hoja en blanco en la que me desahogaba o hablando con una grabadora, descargando mis interioridades para sentirme mejor, o leyendo decenas de libros de autoayuda en los 90. Y pienso en todo lo que ha sufrido esa persona, y lo que ha luchado para conseguir lo que tiene, quizás sufrió lo indecible.
Quizás , yd igo que sólo quizás detrás de esos profesores con CORAZÓN, había unos seres humanos que me conocían mejor de lo que yo me conocían, porque una vez estuvieron en mi piel. O simplemente eran personas tocadas de la mano de Dios.
Un saludo.